En la entrada anterior os expliqué cuál es el proceso que sigo para elaborar mis piezas. Puedes verlo aquí .

Una vez que las piezas tienen su forma, se han secado un poco y se han repasado, llega el momento de la decoración. Yo utilizo principalmente dos técnicas:

En el caso de las piezas que van esgrafiadas (talladas), decoro las piezas antes de cocerlas por primera vez. Para ello, las pinto con engobe, que es una especie de «barro tintado» de diferentes colores, y las voy tallando con distintos instrumentos, de manera que las formas se ven en blanco, que es la propia arcilla. En mi Instagram @cantaricoalfareria puedes ver varios vídeos de este proceso. Las piezas de las colecciones «Inciso vegetal» y «Bleu foncé» tienen este tipo de decoración.

Mis piezas se cuecen dos veces. Para poder meterlas en el horno la primera vez, deben estar completamente secas. Esto es muy importante, porque si no lo están, es muy posible que se rompan. Créeme, lo sé por experiencia.

Dependiendo de la estación del año, la temperatura, la humedad ambiental y, por supuesto, el tamaño de la pieza, a veces es necesario esperar incluso algunas semanas hasta que está completamente seca. ¡Hay que armarse de paciencia!

Las piezas se tienen que cocer como mínimo a 1020 grados y la cocción dura entre 7 y 9 horas. Después hay que volver a esperar varias horas hasta que se enfríe el horno para poder abrirlo, porque las piezas también pueden estallar si se produce un choque térmico muy fuerte.

La otra técnica decorativa que empleo es la pintura: en este caso, primero cuezo la pieza en bizcocho (bizcocho se llama la pieza al natural) y después de ello la pinto con pinceles y esmaltes cerámicos, como si fuera un cuadro. Con esta técnica decoro las piezas de las colecciones «Botanica Sylvestris» y «Oceanus Conviventis».

Es importante saber que los colores que se ven en las piezas tanto con el engobe como al pintarlas con esmaltes no son los colores definitivos. De hecho, son bastante diferentes y muchas veces espero con gran expectación para ver qué color queda al sacar la pieza, porque hago muchas mezclas para crear colores nuevos.

pintando-ceramica-en-torneta
olivos pintados en cerámica

Esto me lleva a la fase final para ambos tipos de técnicas, que es el esmaltado. El esmalte es el «brillo» final que protege los colores de las piezas. Cuando están decoradas y cocidas, las piezas se sumergen en un líquido y una vez que se secan (esto no requiere mucho tiempo), es muy curioso porque se quedan blancas. Es al cocerlas de nuevo en el horno cuando salen a relucir los colores en todo su esplendor.

Y ya por fin solo queda la última cocción, que también dura varias horas y en la que hay que cocer las piezas a unos 970 grados para que el esmalte se cristalice y quede ese resultado vidriado tan bonito.

Como podéis ver, el proceso de creación de una pieza se extiende bastante en el tiempo y requiere una enorme paciencia y dedicación, pero esto también aporta un gran valor a los objetos de cerámica, y además permite conseguir unos resultados maravillosos.

¿Os gustaría ver de cerca las fases de este proceso? ¡Visitad mi taller! Solo tenéis que llamarme o escribirme y concertamos una cita. ¡Os espero!

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